La ciudad llega hasta que el hombre se hastía del bombardeo publicitario, de las altas frecuencias y estridentes y fastidiosos ruidos de la cotidianidad, cuando se da cuenta que pudo satisfacer su hambre de construcción por un corto rato. La ciudad llega hasta cuando el hombre huele el smooth de los antiguos autos, cuando pisa mierda en el pavimento, cuando se da cuenta que necesita buscar un acercamiento con su naturaleza salvaje o cambiar su percepción de la vida.
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